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El Maestro Blas Sánchez se rebela contra los planes urbanísticos en Guayadeque

Enviado el 29 enero, 2010 en Canarias,Sociedad, derecho, ley por cogito

El conocido maestro canario de la música y de las artes, Don Blas Sánchez lidera una lucha por preservar el barranco de Guayadeque en Gran Canaria.

Para ello, ha escrito un poema que he tenido el privilegio de conocer hace dos semanas y que el maestro me ha autorizado a publicar en este Weblog, coincidiendo con los resultados del Pleno Municipal de Ingenio del 28 de enero de 2010, en el que se decidieron los planes de edificación de instalaciones turísticas y antenas en ese protegido lugar.

El maestro Blas envió este mensaje por e-mail a la Alcaldía de Ingenio:

FUNDACIÓN CANARIA BLAS SÁNCHEZ
A la 1 de la madrugada del 29 de enero de 2010.

Cuando la noche rozaba a las 12 de la noche (un poco indispuesto por hambre y sed) y tras un pleno que me sorprendió por el buen comportamiento y civismo de los vecinos de Guayadeque que asistieron, así como de los ponentes, debo agradecer a todos por su voto unánime hacia el nombramiento de que la pequeña plaza que he visto lleve mi nombre, totalmente inmerecido por lo que van a descubir lo que sigue.

Demasidado han sido amables al poner mi nombre a una calle y una plaqueta rezando donde nací.

Pero, a sabiendas de que mis años de vida se acortan, quisiera manifestar que, mientras viva, que ninguna otra distinción me sea otorgada.

De ello, tras la decisión de que mi Partido, el PSOE-PSC, mantenga su apoyo para que en Guayadeque se construya hoy un hotel sea rural, lo larur, ¿cuántos después?. Primero fue El Burrero, hoy nuestro barranco donde nuestros ancestros se lanzaban al precipicio, en familias, gritando "¡Vacaguaré!" ("¡Quiero morir!"), antes de rendirse a los invasores.

Fui al Pleno, ayer, 28 de enero de 2010 con cierta esperanza, pero al oir el voto en favor de dicho hotel y descubrir a un concejal, quien confunde producción y rentabilidad con respeto al medio ambiente y el respeto de sus conciudadanos, me desmoronó. El tono de su voz me dio miedo, recordaba a ciertos personajes oscuros, permítanme mi forma de expresarme, por haberlo vivido hace unas décadas.

Que este mensaje, que llevaré al Ayuntamiento para que figure en los archivos del Consistorio, precise que de ninguna manera utilicen nunca más mi nombre sin mi consentimiento y por escrito.

Desde mi Fundación, que Uds. han dejado en su agonía, deseo agradecer a la oposición al defender Guayadeque, sin manipulación política alguna.

He mensajeado a la Concejala de Cultura de Ingenio Adolfina González, previniendo y aclarando mi situación socio-política. Nunca me responden, nunca me han pedido mis sugerencias. Todo es silencio pero, eso sí, pidiendo audiciones musicales, siempre altruistamente.

Ya sabía que nada debía esperar, pero, au prealable, había escrito este poema, a la manera rural, como grito de un pobre músico socialista.

Mi poema se publicará por todas partes aunque de nada sirva. Es mi desehogo espiritual, de un amargo desengaño.

HOTELES Y ANTENAS EN GUAYADEQUE
(Parque natural totalmente protegido) 

MANIFIESTO DE UN VIEJO SOCIALISTA

Que no me hablen de crisis,
que no me hablen de honradez.
Luchador he sido siempre,
defendiendo el medio ambiente.
La honradez es mi bancera,
y me iré a la postrera
con mi escudo de activista
estrujando cinco rosas
para que la espiga emane
la sangre de un socialista.

Luché sin miedo en mi vida
los abusos que contemplo
y mi voluntad se iba
contra viento, lluvia o sol
y me acerco hasta mi templo
elevando alta mi frente
sin temor a los de enfrente.

Que sea Alcalde o sea Fakir
nunca les perdí respeto,
y ahora mismo aquí les cuento,
lo que hoy me hace sufrir.

Mis socialistas de Ingenio
y los de la Capital,
-¡¡mis compañeros de lucha!!-,
dan la espalda al medio ambiente,
se arriman a los turista
junto a un par de terratenientes
como en los tiempos de Franco,
para construir hoteles,
para implantar sus antenas
destruyendo a Guayadeque.

La culpa la tengo yo
apoyando a esos señores:
doce fueron mis amigos
y hoy son trece los traidores.

Tienen garras como guirres,
arribistas sin pasión,
"ecologistas" sedientos
de rapiña y destrucción
por un puñado de euros,
como los conquistadores
castellanos y gallegos,
que robaron nuestro suelo
matando a los que nacieron
en tierras de enamorados,
donde pasaron sus vidas
arañando las cenizas
de sus volcanes y llanos
para que brotasen frutos
que hoy día contemplanos.

Y así fueron elegidos
para traicionar a todos,
con carita angelical,
con corbatas bien caladas
por las pobres caladoras
de su pueblito natal.

La culpa la tengo yo
apoyando a esos señores:
doce fueron mis amigos
y hoy son trece los traidores.

Arriba llora Antoñita
con su esposo Manolito:
-¡Nos expropian nuestra finca
que tenemos hace siglos!-
-¿Dónde va, señor Juan Díaz
con su Cabildo en cabeza
profanando nuestra tierra,
ultrajando la belleza?-
¡Fuera de aquí, futurista,
que en mi terreno, grandioso,
no cagarán tus turistas!

La culpa la tengo yo
apoyando a esos señores:
doce fueron mis amigos
y hoy son trece los traidores.

Rebaños de hambrientos buitres
con carita angelical,
con corbatas bien caladas
por las pobres caladoras
de su pueblito natal.

No saben ni caminar,
ni mucho menos hablar.
A quienes dimos salarios,
a un alcalde y concejales
que no debieron estar
en sus sillones reales.

La culpa la tengo yo
apoyando a esos señores:
doce fueron mis amigos
y hoy son trece los traidores.

Ni la crisis ni los cambios,
¡climatólogs de marras!,
ni la apocalipsis maya,
ni los delirios de un edil:
no me harán retroceder
ante sus trece jinetes
que cabalgan sobre potros
arbolando sus guadañas,
extirpando las entrañas.

Cierto que hay miles de hoteles,
millones en toda España,
camiflados en rurales,
paradores, comedores.
Pero Guayadeque es
y será paraiso
que nunca fue conquistado,
y aunque digan lo que digan,
es un reino en un Estado,
protegido por los Dioses
de los guanches destrozados.
 
Decirle a los que se acerquen
que vivan al aire libre,
que duerman en una cueva,
comiendo sobre un piedra
como hicieron los canarios
entre almendro, tuno e higuera.

Guayadeque, almogarén
de tantas almas hundidas,
cuando se apague mi vida
tu tierra, virgen, fecunda,
se convertirá en mi tumba.

Que no me hablen de crisis,
que no me hablen de honradez.
Luchador he sido siempre,
defendiendo el medio ambiente.
La honradez es mi bancera,
y me iré a la postrera
con mi escudo de activista
estrujando cinco rosas
para que la espiga emane
la sangre de un socialista.

Blas Sánchez Hernández

Secretario de la Fundación Canaria que lleva su nombre.
Medallas de Plata, de Oro y de Platino del Gobierno de la República Francesa, con Homenaje Oficial por su aportación a la Cultural (junio de 2000)
Compositor, concertista, pintor, escultor y poeta.
Miembro corresponsal de París del Museo Canario de Las Palmas (1984).
Hijo Predilecto de Gran Canaria 2007.
Miembro Asociado Honorífico de la Escuela Luján Pérez (2008)

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