Reflexiones y apuntes

Buena respuesta ante una insolente y poco diplomática actuación del Presidente Chávez, aunque más apropiada para un bar de copas que para una Cumbre Iberoamericana.

Hay de todo en este incidente. Desde la más legítima indignación del pueblo español, que sale en defensa de su monarca, hasta la más rancia expresión racista, que no admite que un indio se dirija al rey de esa forma. Y por la otra, la bravucona defensa de Latinoamérica frente al neocolonizador, o la oportunidad de réditos políticos previos a un referendum que finalmente se perdió.

Sin embargo, no ha salido claramente a la luz el mensaje entre líneas que España, parece, no ha percibido, o no quiere percibir.

La inversión española en América Latina ha hecho más crónicas las calamidades de la región. Relevo de la inversión norteamericana ha resultado, sorprendentemente, más voraz. Estados Unidos creó industrias, empresas, construyó infraestructuras, formó especialistas para sus fines no menos lucrativos y expoliatorios. Pero la inversión española es básicamente especulativa, con pocas excepciones como la del petróleo argentino, en el que hay una producción industrial mezclada con la especulación. Es raro ver el humo de una chimenea o escuchar el ruido industrial de una inversión española en la región. Está concebida para obtener beneficios con el menor riesgo y con la mayor rapidez. No tiene ningún viso de cooperación, ni mucho menos para la contribución a la riqueza nacional de los países objetivos, ni el fomento industrial ni de empleo. En vez de saquear la otrora plata del Potosí, hoy extraen de los bolsillos locales dinero en pago de los carísimos servicios que prestan de las propias inversiones existentes en los países y que como rapiñas compraron en el momento oportuno, empleando nuevas "artes".

Y esa voracidad ha estado acompañada por la menos disimulada conducta corruptora, sirviéndole esto último para el tráfico de influencias proporcionado por algunos no menos corruptos gobernantes y funcionarios. Veamos qué posición ocupa España en estas artes, según el Índice de Fuentes de Soborno (IFS) 2006 de Transparency International (TI), la encuesta más exhaustiva de esta índole hasta la fecha. Los datos son los siguientes:

1    Suiza                  7,81
2    Suecia                7,62
3    Australia             7,59
4    Austria                7,50
5    Canadá               7,46
6    Reino Unido          7,39
7    Alemania              7,34
8    Países Bajos         7,28
9    Bélgica                7,22
10    Estados Unidos    7,22
11    Japón                7,10
12    Singapur            6,78
13    España                6,63
14    Emir. Árabes       6,62
15    Francia              6,50
16    Portugal             6,47
17    México               6,45

Nótese la drástica caída de casi un punto de España respecto a la media de los países europeos con mejor índice. Pero también es notorio que en Europa los peores índices corresponden a los antiguos paises latinos con colonias: Portugal, Francia y España. Ya vemos sus reflejos en África.

Si nos remitimos al Índice de Percepción de Corrupción de 2007 que ha publicado Transparency International, según se aprecia en el mapa mundial, el color de España desentona con el resto de la Europa de los 15 y Estados Unidos.

El mensaje entre líneas es el que algunos mandatarios latinoamericanos empiezan a enarbolar para denunciar que las políticas de cooperación española en la región han devenido en una segunda fase de saqueo neocolonial de sus riquezas. El hecho de que esta denuncia sea utilizada de forma demagógica, populista y oportunista por determinados mandatarios de moda, no sustrae dramatismo a las lamentables consecuencias de la inversión española en América Latina.

No es tampoco raro que el incidente y la crisis entre Venezuela y España se haya disipado mediante un "mal entendido" sin consecuencias. ¿Tendrán algo que ver los grandes bancos españoles con esto?

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Nota: A menor valor del índice, más acentuado el problema