Trece Santas para la Navidad
Ayer Diego recibió su primer regalo de Navidad. Pensó que no llegaría, pero igual puso el zapato en la ventana y durante la noche un raro personaje llegado desde Islandia le dejó una carta y un pequeño presente.
Si a alguien pudiera parecerle demasiado un Papá Noel, grande y regordete,más tres Reyes Magos, le invito a viajar a la tierra del fuego y el hielo. Un isla que besa el círculo polar ártico, y en donde en las noches más claras y frías, la aurora boreal extiende su manto mágico y multicolor.
Trece son los Santas islandeses, que por supuesto tienen un padre, una madre y además un gato negro y feo que asusta a niños y padres. Trece curiosas criaturas que bajan desde las heladas montañas doce días antes de la Noche Buena, para hacer travesuras y dejar a los niños regalos en sus zapatos.
"Mamma, ¿crees que me he portado bien? No quiero que los "Jólasveinar" (Santas), me dejen una papa en el zapato", me dice Diego muy preocupado. "Claro que te has portado bien hijo.Seguramente Stekkjarstaur (el Patas de Palo), el primero de los Santas, traerá algo para ti", le respondo tal vez con un poco de incredulidad. Pienso en los miles de kilómetros que tendrá que recorrer este travieso troll desde su casa en la montaña hasta una isla cerca de África, donde ahora vivimos.