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Apología de la opción sexual

No cabe duda que durante siglos se ha manejado el tema de la homosexualidad de una manera equivocada e injusta, por no decir que de forma inhumana. Es reconfortante que la sociedad sepa apreciar los valores que incorpora al mantener una nueva actitud ante la homosexualidad, con la necesaria serenidad y normalidad.

Sin embargo, aprecio en muchos medios de comunicación y en algunos sectores de la sociedad un marcado desequilibrio a la hora de incluir en sus agendas esta nueva manera de abordar la homosexualidad, para convertirla en una verdadera apología.

A mi me parecería de mal gusto que un locutor de la radio incluyera entre sus comentarios, de manera sistemática, sus preferencias y apetitos hacia la mujer. También sería inadecuado que lo hiciera una locutora respecto a sus gustos sexuales hacia los hombres. Es que resultaría una redundancia petulante. Probablemente el productor o director del programa prohibiría la reiteración de comentarios de ese tipo, por ser superfluos e innecesarios. ¿Pero qué sucede frecuentemente cuando aparece ante las cámaras o los micrófonos un homosexual? Pues que en poco tiempo sabremos que tiene pareja, que le gustan los hombres de este tipo, y que la noche anterior hizo o no hizo el amor, la mayoría de las veces sin venir al caso. En no pocas series televisivas a las parejas heterosexuales se les ve escasamente lo necesario dándose un beso o haciendo el amor (a menos que sean parte de la dramática de la serie) especialmente si son personajes secundarios. Pero en repetidas ocasiones veremos a la pareja homosexual en sus caricias y besos. No es que me ruborice esto, creo que es normal que parejas heterosexuales y homosexuales hagan lo que tengan que hacer y que se reproduzca en el drama, sino que me quejo de que el protagonismo y el mensaje están intencionadamente desequilibrados.